EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ
Los optimistas voluntariosos y también
los aprovechadores de oficio, piensan que siempre se debe y se puede negociar, porque
negociaron Vietnam y EE.UU., las FARC y el gobierno colombiano y Corea del
Norte se acaba de sentar con Corea del Sur, entre otros ejemplos que pueden
darse. En parte es cierto en parte no, como sucede con muchas cosas en la vida
y más aún en la política. Todo depende con que actitud se negocia y que es lo
que se va a negociar.
Debería, más aun, pensarse en la
representatividad. ¿Representan siempre los gobiernos a los pueblos? ¿Los
representaron en algún momento y –después- dejaron de representarlos, cuando
estos por viciados mecanismos pasaron a reproducir y mantener su permanencia en
el poder político? ¿Hasta dónde llega la legitimidad de los gobiernos, cuando
ellos se miden y se justifican a sí mismos, porque ya los mecanismos de la
democracia –que no debe ser de partidos políticos, aunque siempre estén presentes-
han desaparecido o languidecen? ¿Hasta dónde, por otra parte, representantes
disimiles complejizados en sus propios tormentos, diferencias y ambiciones, son
expresión de un pueblo porque están ubicados como de la oposición? Claro, siempre existirá la excusa de que alguien debe
negociar y que nunca se deben abandonar las esperanzas. ¿Más aun, puede uno
preguntarse, hasta donde lo que en tales oportunidades pudiera acordarse es válido
y útil para un país y sus pobladores?
Muchas cosas pudieran haberse hablado,
conversado o negociado en República Dominicana, pero que de allí surgiesen
acuerdos, por una parte, sobre que se reconoce a la Asamblea Nacional
Constituyente (ANC) –órgano todopoderoso y sobredeterminante-
que muchos catalogaron y catalogan de
ilegitimo o que, por otra parte, elecciones sorpresivas y apresuradas -por
la intención- se diesen en el contexto del Consejo Nacional Electoral conocido, con todo y su
estructura en la toma de decisiones y los apoyos de su Plan República, seria
por lo menos sorprendente, por no decir
decepcionante –entre otros elementos que alguien pudiese mencionar, seguramente.-
En el primero de los casos, es sabido
que cualquier cosa podría después decidir la ANC y, en el segundo, como han
parodiado algunos: los resultados ya están cantados. Guardando las distancias,
nadie se imagina a un negociador vietnamita negociando para que después de negociaciones y negociaciones, los
estadounidenses se quedasen en su territorio, por decir algo nada más.
¿Quién se siente representado con lo
que se negocia en República Dominicana? ¿Por qué tanto apuro en una negociación
que habiendo avanzado muy poco –de ahí en parte el retiro de México como garante- no pueda, paradójicamente, decirse
que ha tenido poco tiempo? Claro, si uno está apurado puede ser muy optimista y
entusiasta. Si se está problematizado o complicado, se puede recurrir a la
elegancia de que hay que esperar hasta que todo/todo esté aprobado. Si uno
tiene poco criterio de responsabilidad o posibilidad de reclamo del pueblo o
los electores, puede ocultar información o tergiversarla.
Lo único que pareciera poder
avizorarse son mayores complicaciones, en lo visto hasta ahora.
@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com
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