jueves, 1 de febrero de 2018

¿QUIEN NEGOCIA Y QUE SE PUEDE NEGOCIAR? VENEZUELA EN REPÚBLICA DOMINICANA.


EDUARDO ORTIZ RAMÍREZ

Los optimistas voluntariosos y también los aprovechadores de oficio, piensan que siempre se debe y se puede negociar, porque negociaron Vietnam y EE.UU., las FARC y el gobierno colombiano y Corea del Norte se acaba de sentar con Corea del Sur, entre otros ejemplos que pueden darse. En parte es cierto en parte no, como sucede con muchas cosas en la vida y más aún en la política. Todo depende con que actitud se negocia y que es lo que se va a negociar.

Debería, más aun, pensarse en la representatividad. ¿Representan siempre los gobiernos a los pueblos? ¿Los representaron en algún momento y –después- dejaron de representarlos, cuando estos por viciados mecanismos pasaron a reproducir y mantener su permanencia en el poder político? ¿Hasta dónde llega la legitimidad de los gobiernos, cuando ellos se miden y se justifican a sí mismos, porque ya los mecanismos de la democracia –que no debe ser de partidos políticos, aunque siempre estén presentes- han desaparecido o languidecen? ¿Hasta dónde, por otra parte, representantes disimiles complejizados en sus propios tormentos, diferencias y ambiciones, son expresión de un pueblo porque están ubicados como de la oposición? Claro, siempre existirá la excusa de que alguien debe negociar y que nunca se deben abandonar las esperanzas. ¿Más aun, puede uno preguntarse, hasta donde lo que en tales oportunidades pudiera acordarse es válido y útil para un país y sus pobladores?

Muchas cosas pudieran haberse hablado, conversado o negociado en República Dominicana, pero que de allí surgiesen acuerdos, por una parte, sobre que se reconoce a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) –órgano todopoderoso y sobredeterminante- que muchos catalogaron y catalogan de ilegitimo o que, por otra parte, elecciones sorpresivas y apresuradas -por la intención- se diesen en el contexto del Consejo  Nacional Electoral conocido, con todo y su estructura en la toma de decisiones y los apoyos de su Plan República, seria por lo menos sorprendente, por no decir decepcionante –entre otros elementos que alguien pudiese mencionar, seguramente.-

En el primero de los casos, es sabido que cualquier cosa podría después decidir la ANC y, en el segundo, como han parodiado algunos: los resultados ya están cantados. Guardando las distancias, nadie se imagina a un negociador vietnamita negociando para que después de negociaciones y negociaciones, los estadounidenses se quedasen en su territorio, por decir algo nada más.

¿Quién se siente representado con lo que se negocia en República Dominicana? ¿Por qué tanto apuro en una negociación que habiendo avanzado muy poco –de ahí en parte el retiro de México como garante- no pueda, paradójicamente, decirse que ha tenido poco tiempo? Claro, si uno está apurado puede ser muy optimista y entusiasta. Si se está problematizado o complicado, se puede recurrir a la elegancia de que hay que esperar hasta que todo/todo esté aprobado. Si uno tiene poco criterio de responsabilidad o posibilidad de reclamo del pueblo o los electores, puede ocultar información o tergiversarla.

Lo único que pareciera poder avizorarse son mayores complicaciones, en lo visto hasta ahora.

@eortizramirez
eortizramirez@gmail.com


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